UN WEBLOG CON ALGO DE NAFTALINA
- Abu: vos deberías tener un weblog. Siempre estás contando anécdotas y cosas interesantes de gente que no teníamos idea de que hubieran existido.
- Si te referís a Gasalla y Perciavalle, a María Elena Walsh o Nicolás Mancera, te cuento que siguen existiendo. Hasta algunos puede que sean más jóvenes que yo. Hasta tal punto el pasado sigue resistiéndose a quedarse allí, que hace poco le hicieron un escándalo en la puerta de la casa de José Alfredo Martínez de Hoz. ¡Este hombre fue ministro hace 30 años. Debe estar tan viejo que ni debe acordarse él de cómo fue estar en el gobierno.
Así comenzó este diálogo fructífero con uno de mis nietos, fanático de los medios actuales. Entrar a su habitación es como permanecer en el futuro: su computadora parece poderlo todo, te comunica con cualquiera bajo cualquier circunstancia para los fines más insólitos.
Y así fue como me convenció. Estoy subido a mi weblog, después de hacer algunas pruebas y me parece sensacional.
- ¿Ya sabés de qué vas a escribir?
Alrededor mío estaban mis tres nietos y mi hijo: todos ansiosos para saber de qué cosas se pueden enterar sobre "quién fue mi abuelo".
- Voy a contar un poco mi vida.
- ¿Tus experiencias sexuales también? –dijo Matías, el más chico que araña los 15.
- ¿A vos te parece que puedo contar esas cosas?
- Mi vieja me contó que cuando tenías mi edad eras rockero…
- Como Mick Jagger…
- Uy, no. Pero seguía a Mick Jagger, y a John Lennon…
- También me contó mi vieja que andabas mezclado en política.
- Sí, todo es cierto. Pero no se anticipen. Vamos por parte. ¿Con qué les gustaría que empiece?
- Empezá por el principio, pa –este es mi hijo, padre de dos de estos críos- a mí siempre me fascino tu historia como pobre. Tus relatos sobre esas gordas de batón eterno, allá en tu barrio.
Y así comenzó a tomar forma mi weblog. Soy un sesentón petiso con cada vez más canas, encima de clase media, con una vida imperceptible que, sin embargo, ha juntado cosas para contar. Para quien tenga ganas de conocerlas, compartirlas, masticarlas... ahí vamos.
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