Friday, December 07, 2007


PERONISTAS
El peronismo impuso una marchita. No es un himno, ni una elegía, sinfonía u ópera. Es “la marchita” como le gustó describirla en forma peyorativa a la vieja oposición. Hasta el origen es espurio (en términos “cultos”) porque fue la que pergeñaron casi en joda dos muchachitos para su amado Racing Club. Se llama “Los muchachos peronistas” y fue adaptada para poder dar máquina al fervor político peronista. Tuvo una segunda y tercera partes olvidadas. Una es la de “Evita capitana” para apoyar a la posible (o más bien dicho imposible) candidatura de Eva a la presidencia, y un agregado al original que hizo la JP setentista.
En la marchita se arrancaba definiendo que “todos unidos triunfaremos”, algo que parece obvio dado los principios democráticos con que fue fundado “el movimiento”, como siempre le gustó denominarla a Don Juan Domingo.
Pero no. La invitación surge porque ¿qué era eso que en realidad se decía peronista? Y hoy parece que una sola cosa: aquello que radicaba en la cabeza de Perón.
¿Qué difícil, no?
Perón, por sí solo, había logrado captar a los radicales Raúl Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche o al conservador Solano Lima, y hubo de pactar con los desarrollistas Rogelio Frigerio y Arturo Frondizi. Logró la adhesión del marxista John William Cooke y el trotskista Jorge Abelardo Ramos, los empresarios Julio Broner, Jorge Antonio y Gelbard, los ultraderechistas nacionalistas como José María Rosa, nacionalistas católicos como Firmenich o los Abal Medina, progresistas como Ortega Peña o Duhalde, laboristas como Cipriano Reyes, socialistas como Puiggros, Getino y Solanas .
Todas estas personas que, juntas, hubieran discutido hasta lo inconcebible, han aparecido sin embargo asociadas por la magia de Perón. Con el tiempo, aún los opositores aparecieron bajo la singular política del signo peronista. No hay que olvidar los encuentros de Rojas con Menem o la virtual fusión con el justicialismo a la que se expusiera Alsogaray y su UCEDE. Pero se puede objetar pensando que Menem no fuera cabalmente un peronista, al menos en el desarrollo de su política.
Para no hilar mucho, habría que preguntarse qué cosa es “ser peronista”.
Para no ponerme loco, yo tengo mi propia película para encontrar una respuesta. Un día, todo el espectro peronista (algo más del 50% de la población, comprobado luego ante su elección sin ballotage) de aquellos setenta y pico decidió hacer un homenaje a Perón, desfilando ante su presencia (me acuerdo de una cámara de canal 9 ubicada en el centro de la calle Belgrano en el cruce con Ing. Huergo). Perón estaba (con Isabel y López Rega) en los balcones bajos de la CGT, y nos saludaba.
Desfilamos frente a él ovacionándolo. Eso era allá por lo que es hoy Puerto Madero, y yo vivía en Barrio Norte. Éramos la Juventud Peronista. Cuando volví a casa y prendí el televisor, seguía pasando “la Tendencia” (el nombre abreviado conque se conocía a la Juventud Peronista, derivada de la principal línea interna: la Tendencia Revolucionaria Peronista. El locutor relataba que el cálculo policial hablaba de 26 cuadras de JP (yo había estado en una de las primeras). Y los cálculos policiales de por entonces decían también que en cada manifestación la cantidad de personas posibles era de mil. Lo que daba una estimación de 26.000 personas de la JP en aquel día.
Esto me suele deprimir un poco, cuando me pongo a pensar qué fue de muchos de nosotros, cuántos sumamos allí entre los miles que fueron luego desaparecidos, emigrados, borrados o reciclados –como yo-. Sobre todo me acuerdo de aquella cámara del canal 9 enfocándonos en forma reiterada (¿estará en alguna parte ese video, y yo entonces podría verme con menos arrugas y más pelos?). Allí, con mi gran amigo y compañero Jorge, que me hacía pata a pesar de su algo menor compromiso político pero igual fervor, al tener tan cerca al gran líder.
Así como el peronismo se hizo de mentes tan distantes, con ejes puestos en lugares de tanta disidencia, ¿no? (los trotskistas y marxistas ansiosos de facilitar el poder popular, y los empresarios siempre preparados para establecer pautas para ganar más dinero, por ejemplo).
Todos, unidos y triunfando.
Ahí tienen: eso es la síntesis de lo que es el peronismo.
Unos años atrás, cuando todavía estaba vivo, Galimberti (dirigente de primer nivel de la JP más combativa y aliada a los Montoneros, ex representante personal de Perón) expresó en un reportaje muy lanzado (en la revista Trespuntos) que él era ahora un empresario muy audaz (aliado a socios públicamente vinculados a la CIA) porque así podía demostrar que era cierto aquel potencial que encerraba aquella juventud, todo lo que hubieran podido ser y a donde podrían haber llegado.
Así que si me preguntan qué es el peronismo, me van a tener que disculpar. Y no crean que me excuso si contesto “aún no sé”. Porque tal vez no sean cosas para “saber”, en el sentido que le puedan dar esos “contenidos culturales” de cualquier pregunta.
Mejor pensar que sí, que es cierto que –aunque nos cueste reunirnos- al fin y al cabo todos, unidos, triunfaremos.

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